Servir con lealtad significa también servir con franqueza, sinceridad y honradez. Es servir con la verdad por delante. No se es leal si se engaña, si no se dice la verdad o se dicen sólo medias verdades o se dice lo que al líder agrada, lo que éste desea oír; si se le esconden situaciones y hechos independientemente de las motivaciones que se tenga.
Quien al amigo, al jefe o al líder, no le informa los hechos reales, la verdad de las situaciones existentes y presenta la realidad como exitosa cuando no lo es, incurre en una deslealtad de marca mayor, muy peligrosa. De manera que la lealtad no puede ser confundida con sumisión ni adoración; tampoco con la adulación. Se puede amar profundamente y ello no significa en ninguna forma ocultar situaciones incómodas y desagradables.
"El hombre leal es recto, digno e incorruptible."
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